El Día Mundial Contra el Cáncer de Tiroides, conmemorado cada 24 de septiembre, nos invita a reflexionar sobre un tipo de cáncer cuya incidencia ha crecido en las últimas décadas, pero que también ha demostrado ser altamente tratable si se detecta a tiempo.
¿Qué es el cáncer de tiroides?
El cáncer de tiroides se origina en la glándula tiroides, ubicada en la base del cuello. La tiroides es responsable de la producción de hormonas que regulan funciones esenciales del cuerpo, como el metabolismo, la frecuencia cardíaca, y la temperatura corporal. A pesar de que el cáncer de tiroides es menos común en comparación con otros tipos de cáncer, su prevalencia ha ido en aumento, especialmente entre mujeres jóvenes y de mediana edad.
Existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides:
- Carcinoma papilar: Es el tipo más común y tiene un pronóstico favorable.
- Carcinoma folicular: Es más agresivo que el papilar, pero también tratable.
- Carcinoma medular: Suele estar asociado a factores genéticos.
- Carcinoma anaplásico: Es el tipo más agresivo y de peor pronóstico.
La importancia de la detección temprana

El diagnóstico temprano del cáncer de tiroides puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y una intervención más compleja. La detección precoz es clave para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Entre los signos y síntomas más comunes de cáncer de tiroides se encuentran:
- Aparición de un nódulo o bulto en el cuello.
- Dificultad para tragar o respirar.
- Ronquera o cambios en la voz que no desaparecen.
- Dolor en la parte frontal del cuello.
Sin embargo, es importante señalar que muchas veces el cáncer de tiroides es asintomático en sus primeras etapas, lo que subraya la relevancia de realizar chequeos periódicos, especialmente si se tiene una predisposición genética o factores de riesgo como la exposición a la radiación.
Tratamiento quirúrgico: El rol del cirujano oncólogo

El tratamiento del cáncer de tiroides varía según el tipo y la etapa en que se encuentre la enfermedad. En la mayoría de los casos, la cirugía es el tratamiento principal. Existen diferentes procedimientos quirúrgicos para tratar el cáncer de tiroides:
- Tiroidectomía total: Consiste en la extirpación completa de la glándula tiroides. Es el tratamiento más común cuando se confirma la presencia de cáncer.
- Tiroidectomía parcial: Se extirpa solo una parte de la tiroides y es una opción cuando el tumor es pequeño y localizado.
- Linfadenectomía: Se realiza en algunos casos para extirpar ganglios linfáticos cercanos si se sospecha que el cáncer se ha diseminado.
La cirugía no solo elimina el tumor, sino que también nos permite obtener una evaluación más precisa sobre el estadio de la enfermedad, lo cual es crucial para planificar el tratamiento postoperatorio.
Tratamiento complementario
En muchos casos, después de la cirugía, el tratamiento se complementa con terapia de yodo radiactivo para destruir las células cancerosas remanentes que no pudieron ser removidas quirúrgicamente. Además, los pacientes deben seguir un tratamiento hormonal para reemplazar la función de la tiroides y evitar la recurrencia del cáncer.
Uno de los mayores avances que hemos visto en el tratamiento del cáncer de tiroides es la personalización del tratamiento. Hoy en día, podemos adaptar las estrategias quirúrgicas y terapéuticas según las características específicas de cada paciente, minimizando los efectos secundarios y mejorando los resultados a largo plazo.
Cáncer de tiroides y calidad de vida
Afortunadamente, el pronóstico para la mayoría de los pacientes con cáncer de tiroides es positivo. Sin embargo, el seguimiento a largo plazo es fundamental. Los pacientes deben someterse a controles regulares para monitorear cualquier recurrencia y ajustar sus niveles hormonales según sea necesario.
Como cirujano oncólogo, uno de mis objetivos es asegurar que el paciente entienda todo el proceso: desde el diagnóstico hasta el tratamiento y el seguimiento. Brindar información clara, responder sus dudas, y acompañarlos en cada etapa de su recuperación es vital para garantizar que se sientan apoyados y empoderados durante su tratamiento.
Prevención y concienciación
Aunque no existe una forma segura de prevenir el cáncer de tiroides, algunas medidas pueden reducir el riesgo. Evitar la exposición innecesaria a la radiación, realizar chequeos regulares, especialmente si hay antecedentes familiares de la enfermedad, y mantener un estilo de vida saludable son algunas recomendaciones que comparto regularmente con mis pacientes.
El Día Mundial Contra el Cáncer de Tiroides nos brinda una oportunidad para educar y concienciar a la población sobre esta enfermedad. Como profesionales de la salud, nuestra misión es garantizar que la información llegue a todos y que los pacientes tengan acceso a un diagnóstico temprano y a tratamientos efectivos.
La cirugía para el cáncer de tiroides ha demostrado ser un enfoque exitoso y, en muchos casos, salva vidas. Sin embargo, el éxito del tratamiento no radica solo en las manos del cirujano, sino también en el compromiso del paciente y en la detección temprana. A medida que seguimos avanzando en los tratamientos y en la comprensión de esta enfermedad, mantenemos la esperanza de un futuro en el que el cáncer de tiroides sea diagnosticado cada vez más temprano y tratado con éxito.
En este Día Mundial Contra el Cáncer de Tiroides, hacemos un llamado a todos para que se informen, se realicen chequeos y busquen atención médica si presentan síntomas sospechosos. Juntos, podemos seguir luchando contra esta enfermedad y ofreciendo una vida más saludable y larga a nuestros pacientes.
Si has notado algún bulto en el cuello o presentas algunos de los síntomas mencionados, les invitamos a programar una consulta para una evaluación médica completa. La detección temprana es clave.